Vuelvo a casa caminando de puntillas, no vaya a ser que se despierten los poetas.

27 feb 2015

Gulliver



No has querido estar a la altura;
yo vivía en la zona de los aviones
y tú a ras de suelo con ella
en su coche
escuchando sus canciones de festival.

Cada vez que me abrazabas
me llenabas del barro maloliente que compone su pelo.

Has preferido llegarme por las rodillas
a levantar un poco más la cabeza
y explorarme el corazón.
Pero quién va a querer elevarse hasta el corazón,
escalar todas estas costillas eternas y puntiagudas,
¿quién se la jugaría?
tú no.
Quién va a querer pasar del ombligo
si tiene todo lo que necesita debajo de una falda ajustada sin compromiso.

Asesino.
Borracho sin excusas.
Francotirador sin remordimientos.

Tenían razón los que me aconsejaron que me alejara,
ahora ya no hay vuelta atrás:
me he quedado atrapada en tu falsedad,
atada de pies y manos con las cuerdas de tu sonrisa hipócrita,
amordazada
con la boca llena de la saliva de ella.
Vomito.

Voy a caer desde aquí arriba
como un Gulliver capturado.
Ojalá alguien llegue a tiempo para enseñarme a volar.

5 comentarios:

Rafael dijo...

Seguro que ese "alguien" está cerca y llegará para enseñarte a volar.
Un abrazo.

Raquel Cabest dijo...

Me encantan esas ganas de vomitar que acaban en trocito de poesía.

Por volar :)

Vérsame en tu boca

Anónimo dijo...

Guau.

La zona de los aviones es la mejor, sin duda. De bobos es perdérsela.

A mí me gusta volar con tus textos, por favor, no bajes al suelo.

Abrazos :)

Patty dijo...

Como siempre maravillada con tus hermosas letras, besitos preciosa.

a dijo...

Me encanta leer esto y sentir que vuelo, la verdad. Es increíble como escribes. Verás, soy nueva en esto de blogger y estoy empezando, y me gustaría que gente como tú opinase, simplemente y me leyera, te lo dejo por aquí por si quieres opinar, gracias de antemano: http://miletramivoz.blogspot.com.es/ . Un abrazo y sigue siendo tan grande!