Vuelvo a casa caminando de puntillas, no vaya a ser que se despierten los poetas.

9 feb 2014

Sin asiento en el autobús

Dices que nunca me has querido.
Así que he cogido tus cartas
y he puesto un 'no' delante de cada 'te quiero'.
He tachado los adjetivos que me aceleraban bien el corazón
y los he cambiado por nombres de países
a los que nunca voy a ir contigo.
Olvídanos, Italia;
hasta nunca, Francia;
Irlanda, no nos esperes;
Alemania, ya no valemos nada;
Estados Unidos, el músico no se viene.
España, bueno, no te queda más remedio
que aguantarnos cambiándonos de acera
para evitar saludos con sonrisas falsas
e impulsos de abofetear.
O de besar.

Otras se enamorarán de ti.
Y tú seguirás fingiendo que te enamoras
para poder tocar tetas y culos enfundados en vaqueros.
Conmigo te quedó muy convincente,
ni siquiera en tu mirada parecía irreal.

A otras les cantarás.
Y les sonreirás de medio lado.
Y te mirarán creyendo
que eres el único hombre de la Tierra.
Y no irán mal encaminadas:
el único, sí, el único gilipollas.
Shhh, ¡esa boca!

Enjáulate bien el corazón,
porque el día que te lo muerdan de verdad
sí que vas a estar jodido.
El día que te doblen los barrotes
y se cuelen hasta la cocina
sabrás lo que es la vulnerabilidad.
Y cuando se vaya -sea quien sea ella-
dejándote un miserable y volátil mensaje en el móvil,
sólo tendrás ganas de cantarle
a la mentira de qué zorras son todas.
La culpa será tuya.

La culpa es tuya.
De todo.
Hasta de que esta mañana perdiera el autobús
y no hubiera asientos libres en el siguiente.
También de que en la librería no quedaran ejemplares
del libro de Henry Miller que estaba buscando.
Y de que a la señora Elisa
le hayan dado mal el cambio en la mercería.
De todo.
De todo.

Y yo sigo esperándote.
Se me habrá pegado algo de tu insensatez.

3 comentarios:

Chelo dijo...

Uf!!! Espero se la mandes y pueda leerlo.

Muy explicito, me gusta lo que dices y como lo dices.

Rafael dijo...

Lo malo es que a pesar de las primeras intenciones, al final, tu protagonista acaba con ese "yo sigo esperándote, que nada buena hace presagiar.
Un abrazo.

Óscar Sejas dijo...

El día que se despidan de él con un mensaje en el móvil probará el filo de su propio hacha.

Aunque sea inevitable echar de menos y esperar...

Salud.